jueves, 20 de mayo de 2010

Alza de precios del Transantiago: predominancia de la mirada economicista

Tomás Marín T.[1]


El incremento de las tarifas para los usuarios de Transantiago, y el anuncio de que las alzas continuarían hasta octubre, ponen en tela de juicio la estrategia asumida por el gobierno para solucionar el problema del transporte público capitalino, pues olvida que éste, en primer lugar, es movilidad para la equidad.


El alza respondería a los problemas financieros del sistema, que arrastra un déficit cercano a los 300 millones de dólares. Se culpa de ello principalmente a la alta tasa de evasión, pero también a malos contratos con los operadores y la existencia de recorridos “ineficientes”.


Los problemas financieros de Transantiago son evidentes y necesarios de subsanar. Sin embargo, me parece que la respuesta del gobierno no es la adecuada, pues se enfoca excesivamente en el aspecto financiero, dejando de lado las consideraciones sociales y medioambientales que originalmente llevaron a modernizar nuestro transporte. Preocupado por descargar los gastos del Estado, y transferirlos directamente a las personas, el gobierno está olvidando el problema original que Transantiago salió a enfrentar.


La movilidad es un derecho y los sistemas de transporte público permiten ejercer ese derecho a quienes menos tienen, quienes no tienen auto. Por otro lado, el transporte público es más amable con el medio ambiente, pues moviliza a más personas generando menos emisiones. Por lo tanto, Transantiago nace para fomentar la equidad, y en segundo lugar para descontaminar y descongestionar nuestra ciudad. Es decir, está enfocado principalmente hacia los más pobres, que además se desplazan contaminando menos.


Sin embargo, permitir el alza sostenida del boleto es una medida que atenta contra esta situación. Aumentando la tarifa se desincentiva a la gente a usar un transporte público que nació con una impronta negativa. Muchos evaluarán comprar un automóvil barato, que es más cómodo, y cuyos costos se acercan cada vez más a los de usar Transantiago. Un problema común en la implementación de las políticas públicas es reformar olvidando el objetivo original. En este caso, saldar el déficit cobrando más, con el objetivo de reducir a un tercio el aporte público al 2014.


Por otro lado, se va abiertamente contra la opinión pública, pues la ciudadanía no tomará con alegría el tener que pagar más por un sistema que aún no es evaluado positivamente. El influjo de la opinión pública y de las organizaciones ciudadanas en las políticas de gobierno, aquí parece no aplicarse. Habrá que ver qué respuesta tendrá la ciudadanía, pues una cosa es aprovechar la mejoría en la evaluación pública para realizar cambios impopulares, pero otra es mantener esta decisión bajo protestas y manifestaciones, como ya comenzaron los estudiantes.


Lo que tenemos aquí es la imposición de un paradigma racionalista y economicista, más preocupado por terminar con la evasión (que precisamente es mayor en las comunas más pobres y alejadas de la ciudad, como San Bernardo y Puente Alto) que de contar con un sistema justo y sustentable.


A modo de ejemplo, el Ministro Morandé señaló que los servicios nocturnos y en horario valle se ampliaron sin buscar eficiencia. Sin embargo, como respondió Cortázar, todos los sistemas de transporte deben tener algunos servicios que no son financieramente rentables, pero que “deben existir, porque la ciudadanía los necesita”.


Esta tendencia a imponer los criterios técnicos y económicos por sobre los políticos y sociales es de larga data en nuestro país, y se ve reflejada en el predominio casi sin contrapeso de Hacienda y la Dirección de Presupuesto. Sin embargo, existen ciertos servicios públicos de los que no se puede excluir a las personas, y la libre movilidad es una de ellos. En estos casos, los costos no pueden caer con tanta fuerza en las personas, pues es el Estado el que debe asegurar el acceso.


Subir la tarifa y enfrentar la evasión con multas es un despropósito, y oculta un mirada ideológica que no contribuye a tener una ciudad más limpia ni a garantizar un transporte más equitativo, sostenible y expedito.


[1] Investigación y Comunicaciones. Ciudad Viva - Centro de Transporte Activo. Domínica 14, Barrio Bellavista - Santiago de Chile. Tel: 562 737 3072 - Skype: tmarint. Email: tomasmarin@ciudadviva.cl. Web side: www.ciudadviva.cl - www.sustranlac.org

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