domingo, 1 de septiembre de 2013

Carta de un ciclista a un conductor

Señor Conductor,

Ante todo quiero agradecerle por todas las cosas buenas que realizas cuando viajas al volante de tu carro o moto. Tanto Usted como conductor y Yo como ciclista somos seres humanos, de carne y hueso como un peatón, lo cual culturalmente nos brinda la capacidad de dialogar.

En los últimos años, Ustedes han aumentado en millones por todas las ciudades, así, entre más carros y motos transiten por las calles, estas se congestionarán, dado que fueron diseñadas para una capacidad de vehículos menor a la hoy existente. Quizá los visionarios de ese entonces no pensaron que Ustedes fueran a crecer tanto y que el combustible fósil, hoy escaso, facilitará que sus viajes fueran más confortables, tanto que los carros del presente se asimilan a hogares y los comerciales que les realizan siempre los muestran en una vía libre y ancha, sin un atasco. En este mismo camino, la confianza y el poder que les brindan sus máquinas, les han hecho olvidar del entorno y me pregunto ¿Por qué sucede eso? ¿Qué conlleva a que un conductor se olvide de su familia y los demás seres humanos? He tratado de buscar respuestas a esta situación pero no he encontrado las suficientes, no obstante, creo que esto tiene solución, somos seres humanos.

Describiré algo mínimo que he observado en tu comportamiento. Cuando enciendes el motor y aceleras, por el exosto se emiten gases que ahogan y generan infecciones. Cuando pasas cerca de mi cuerpo este se agita por la velocidad y el peso de tu vehículo, tanto que me echo la bendición agradeciendo a los dioses por permitirme vivir unos segundos más. Cuando estacionas en el espacio público impides que otros puedan desplazarse tranquilamente. Cuando estas con tus colegas en un atasco, pitas y pitas y pitas generando un ruido que aturde. En consideración, medito para que tus hábitos y destrezas sean más amables, pues considero que eres un ser humano inteligente y maravilloso que tiene una familia que ama.

Reconozco que en mi bici no soy perfecto, que cometo imprudencias, lo acepto, pero quiero que cuando Usted viaje en su vehículo piense en mi como si fuese su hijo, como un ser humano que lo esperan en casa para acariciar a su familia, contarles historias y darles un beso para un sueño feliz. Creo que ambos compartimos los mismos deseos.

Así, cuando me veas en la vía, tú como un conejo y yo como una tortuga, espérame y acompáñame. Por mucho que aceleres solo te ganas unos cuantos segundos, los cuales pueden deparar la vida o la muerte. Viaja sin afán, viaja calmado y notarás que es posible compartir la vía.

Señor Conductor, gracias por leer estas palabras.

Con alegría y bienestar;

Un Ciclista que te quiere como a un Hijo y su Familia.

sombras