miércoles, 1 de julio de 2009

Un abre bocas sobre la Historia del Mountain Bike.


Palabras iniciales.

Para iniciar estas palabras, debo recordar a los lectores que no me he inventado ninguna de ellas, tan solo es el aprecio que siento al encontrar letras y hechos que configuran una pasión por las “Bicis”. En este cuento, poco a poco diferentes historias han marcado el devenir de este texto, es como el pedaleo por trochas y senderos, como el descanso en el alba y el ocaso de los paisajes del Eje Cafetero (en Colombia), como el cruce de amigos empotrados en sus bicis o las narraciones de aventuras urbanas y rurales. Así, pues, estas palabras se extraen de un libro que titula “Stumpjumper. 25 years of mountain biking” escrito por Specialized en 2005, que con gusto me facilito "La Araña" en Medellín (Colombia), de éste texto me interesaron los 3 primeros contenidos por su calidad narrativa e histórica, ellos son: i) dedicación; ii) el prólogo de las ruedas gordas y iii) crested butte, Colorado. Espero guste esta transcripción. Aclaro que no tengo relación alguna con dicha marca, tan solo recorro el horizonte como un BICIudadano.

Dedicación

20 horas, 20 días, hace 20 años – es difícil recordar aquella primera salida en mountain bike. Los crujidos de las hojas y cortezas de los árboles. La rueda delantera levantando agua y pasando por encima de todo lo que se encuentra en su camino. Moviéndose por el terreno inexplorado con la soltura y donaire de un gran gato. Avanzando como una XR-250. Esas primeras sensaciones o el primer golpe del pedal en la espinilla, una pequeña advertencia, pero principalmente un dolor sin importancia. Era demasiado bueno para ser verdad –el primer dulce beso imposible, el preludio de una hermosa adicción.

El mountain bike hacia esto. Tiene esta clase de poder. Descarado, pero accesible; peligroso pero con manillar ancho y elevado, sillín blando con un cuadro delgado, todo adorable al mismo tiempo. Y no contento con introducir nuevos sentimientos y pensamientos, el mountain bike atrae e iguala a la gente –doctores de las zonas residenciales con fontaneros de la ciudad y profesores del mismo país- y les lleva a lugares que ni siquiera sabían que existían. Incluso si están a la vuelta de la esquina. El mountain bike hace que la gente -gente como nosotros- regrese elevando sus endorfinas y garantice la aventura.

La historia de estas páginas hubiera podido ser un simple cuento de tecnología, pero el mountain bike nunca ha sido sólo eso. Claro que siempre miramos de reojo que cambio u horquilla están montados en una bicicleta, pero también pasión y cultura. Gracias a la pasión, inspiración y entendimiento, la Stumpjumper fue originariamente imaginada como un simple modo de aumentar las sonrisas de nuestros rostros. Felizmente la gente se ha percatado y han elevado la Stumpjumper y el resto del deporte y cultura que ha estado rodando con fuerza durante más de 25 años. Por eso, agradecemos a todo el mundo que alguna vez ha puesto su pierna encima de una mountain bike.

El prólogo de las ruedas gordas.


¿De dónde venimos? Espera, ¿están haciendo mountain bike? Aunque han pasado algo más de veinte años desde la invención de la bici de montaña lo cierto es que parece que definitivamente eso es lo que están haciendo. Después de todo están montando en el campo, tienen neumáticos gordos y sin duda llevan una sonrisa de oreja a oreja.

De acuerdo, entonces, ¿Qué decimos sobre John Finley Scott y la Schwinn Varsity de 1953 que utilizó para recorrer miles y miles de kilómetros todo terreno incluyendo la ascensión de 3.450 metros del Monte Blanco en la Sierra Mountains de California en los años sesenta? ¿Podemos considerar que estaban haciendo mountain bike?.

¿Y si nos remontamos a los 20 soldados americanos que en 1897 recorrieron algo más de 3.000 kilómetros a través del oeste de los Estados Unidos incluyendo una excursión por el Parque Nacional de Yellowstone? Sin duda alguna no estaban montando en las carreteras a través del más puro, antiguo y salvaje oeste. En este caso ellos tampoco estaban buscando hacer algo así para darse a conocer.

Así que, ¿exactamente en qué momento simplemente se abandonó el hecho de montar por fuera de carretera y se comenzó a hacer mountain bike? ¿Fue el 1 de diciembre de 1974 en la zona de la Bahía de San Francisco cuando Russ Mahon enganchó un cambio trasero en su antigua bici tradicional que por aquel entonces se denominaban cordialmente Clunkers? ¿O fue cuando Joe Breeze por vez primera compitió con una bicicleta a medida de múltiples velocidades y neumáticos anchos en la carrera legendaria del Repack que él mismo popularizó en octubre de 1977? ¿O pudo haber sido unos años más tarde, cuando Neil Teenan, el diseñador de la primera Stumpjumper de la historia, montó con uno de los primeros prototipos por las colinas detrás de las oficinas Specialized en San José?.

Mejor que dejemos la respuesta a la pregunta de dónde exactamente comenzó el mountain bike en manos de los profesores de universidad, o a la pandilla de demonios del mountain bike que encontrarás en la taberna Zeitgeist de San Francisco una tarde cualquiera.

Crested Butte, Colorado.

Cuando los primeros forasteros, una pandilla de cinco Clunkers endemoniados de Marín se marcharon hasta Crested Butte en 1978 para “el tercer anual, segundo vigente” Pearl Pass Tour, se encontraron con las palabras de Joe Breeze, una ciudad extractora de carbón acababa, con sus últimos mineros de pulmones negros apalancados en sus bancos entre los que la juventud bailoteaba a pie o montando en bici. Una ciudad extractora de carbón desde “la fiebre del oro” de Colorado en 1859, el Crested Butte de finales de los 70, más bien parecía bastante ensuciada, pero con su pronto acercamiento hacia el ski Telemark y la terapia de la marihuana, se pensaba que era la referencia del movimiento hippy más actual. Los frecuentemente tímidos y a menudo sucios residentes preferían nombres como Nube, Estrella, Tablón y Maleta (cuyo hijo es el maletín).

Gracias a la larga historia de deportes al aire libre –la ciudad tiene la distinción de ser la primera en contar con los primeros remontes para esquiar de Colorado- tanto los hippies como los viejos mostraban una tendencia aparente hacia la euforia por los deportes al aire libre, incluida una larga aventura amorosa por la bicicleta. Por supuesto, quienes montaban en bici con anterioridad a 1978 no eran ciclistas de por sí, simplemente montaban en bici. Generalmente bicis de la variedad del depósito de basura de Denver, como viejas Schwinn, clunkers de Hawthorne y BF Goodrich, en su segunda o incluso tercera vida. Incluso sin la manta de nieve y hielo de 8 meses de duración, las calles de Crested Batte estaban prácticamente llenas de suciedad, por lo que las ruedas de gran balón siempre demostraban ser las mejores para recorrer la ciudad.

En el verano de 1976, de madrugada en el pub de la Banda Civil de Grubstake se decidió que las clunkers serían perfectas para subir empujando los 3.870 metros de altitud del Pearl Pass y bajar hasta el bar Hotel Jerome de Aspen. En septiembre de ese mismo año, 15 compañeros y almas bien lubricadas se subieron al sillín de sus clunkers y se dirigieron hacia el norte, dirección a Aspen. Después de montar una fiesta en Pearl Pass durante una noche entera –de acuerdo a un informe en Crested Butte, los ciclistas y personal de apoyo consumieron un barril de cerveza, tres botellas de aguardiente, nueve litros de vino y tres botellas de champagne- montaron de nuevo sus clunkers para descender a golpes y arrastrar en dirección al Hotel Jerome donde bebieron más cervezas y siguieron prodigando la leyenda.

sombras