martes, 30 de junio de 2009

Bogotá, en la era de la “Bici”

Tomado de El Tiempo. Temas Especiales Transportes (26-Jun-09)*

Con el Acuerdo 405 del 23 de diciembre de 2008 se implementará el uso de esta revolución urbana de dos ruedas, como transporte integrado al sistema de movilidad.

Para masificar el uso de la bicicleta se requiere de una infraestructura adecuada de Ciclorrutas y de servicios complementarios para el ciclista. Así como suficiente mobiliario urbano, parqueaderos, talleres, áreas de descanso, y en algunos sitios especiales, soluciones a desnivel (elevadas o subterráneas) y un buen sistema de señalización e información al usuario.

Es así como el Plan Maestro de Ciclorrutas de Bogotá fue implementado por el IDU (Instituto de Desarrollo Urbano) en 1998, como una estrategia para incrementar la movilidad urbana, apoyar el mejoramiento del transporte y reducir la contaminación y la congestión.

Hoy la red de Ciclorrutas de la ciudad cuenta con una longitud de 354,81 kms., para el uso de los ciclistas, disgregados en distintas tipologías; sobre andén, sobre separadores viales, conexas a las calzadas, alrededor de rondas hídricas, y como complementarias de la red Distrital de parques.

Adicionalmente, el IDU pretende la adecuación de más kilómetros, así como la construcción de Ciclorrutas, en un tramo de la troncal de la carrera Décima, y de la Avenida El Dorado, modificada por la III Fase de Transmilenio (TM).

Según una investigación contratada por IDU, con el fin de conocer los indicadores técnicos y operativos de estos corredores de movilidad, por cada hogar bogotano hay 1,98 bicicletas y 86.259 ciudadanos usan la Ciclorruta, como vía diaria de transporte. Los corredores más usados se ubican en la Avenida Ciudad de Cali, la Boyacá, las Américas, la Avenida Villavicencio, la NQS y la Avenida El Dorado.

La “Bici” se vuelve una opción pública

Hace más de 200 años, el conde de Sivrac le dio forma al Velocifére, más conocido como “caballo de madera”, un bastidor al que se le incorporaban dos ruedas, en el que el usuario debía impulsarse con los pies al suelo, y pararse para dar vuelta, pues prescindía de un mecanismo de dirección o manillar. Eran tiempos en los que se buscaba, afanosamente, una nueva forma de moverse.

Ese inicio fue suficiente para que el varón alemán, Von Drais, le diera forma a la Draisienne, que es lo que hoy se conoce como bicicleta, y que contaba con una estructura de madera y dos grandes llantas, con radios del mismo material del cuerpo, pero cubiertas de hierro. Luego de estos intentos, el vehículo se fue perfeccionando, con el paso de los siglos, hasta convertirse en la moderna máquina que es actualmente.

Y, pese a la lucha de muchos ambientalistas por posicionar a este caballito de acero, como le dicen unos, en una forma sana de movilizarse, solo hasta hoy viene a tomarse en serio, ya que una gran parte de países se han dado cuenta de que una forma de evitar grandes congestiones vehiculares, la contaminación y los decadentes estados de salud –de una población que se perfila cada vez más sedentaria- es a través de sólidos sistemas de conexión, que ayuden a tomar una revolución urbana de dos ruedas como otra opción de transporte masivo.

En Colombia, el concejal por Bogotá Carlos Orlando Ferreira es uno de los más fieles convencidos de esta propuesta, especialmente desde que tuvo la oportunidad de utilizar este servicio -el Bicing- en España y que funciona mediante estaciones adjuntas a los paraderos de transporte masivo, en donde la gente se baja y requiere de otro mecanismo para recorrer trayectos cortos hacia su destino.

* El presente artículo lo busque en internet y no pude localizarlo, así que transcribí. Me perdonará El Tiempo, pero se trata de la libertad de ideas, no obstante se respetan los derechos de autor.

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