Iba por el camino crepitante:
el sol se desgranaba como maíz ardiendo y era la tierra calurosa
un infinito círculo con cielo arriba azul, deshabitado.
Pasaron junto a mí las bicicletas,
los únicos insectos de aquel minuto seco del verano,
sigilosas, veloces, transparentes:
me parecieron sólo movimientos del aire.
Obreros y muchachas a las fábricas
iban entregando los ojos al verano, las cabezas al cielo,
sentados en los élitros de las vertiginosas bicicletas que silbaban
cruzando puentes, rosales, zarza y mediodía.
Pensé en la tarde cuando los muchachos se laven,
canten, coman, levanten una copa de vino
en honor del amor y de la vida,
y a la puerta esperando la bicicleta
inmóvil porque sólo de movimiento fue su alma
y allí caída no es insecto transparente que recorre el verano,
sino esqueleto frío que sólo recupera un cuerpo errante
con la urgencia y la luz,
es decir, con la resurrección de cada día.
miércoles, 12 de agosto de 2009
martes, 11 de agosto de 2009
Con nombre de mujer
Busque con mis dedos tu mano, te agarre fuerte y no volví a mirarte;
No dijiste nada, como siempre, vas dispuesta a mí, a mi silencio,
Y te ignoro y veo a través de ti todo.
Ya no rio contigo, pero soy feliz y sospecho tu alegría.
Hay días en que te siento cansada,
Por momentos se te escapan pequeños lamentos
Y me preocupan aunque no me lo digas.
Eres indescifrable para otros, y te entiendo.
Te gusta la lluvia, te ves más reluciente y viva.
Siempre vas un paso más adelante
y procuras pisar todas las hojas secas antes que yo.
Hay momentos en los que te olvidas de mí,
No puedo dejar que tomes tantos impulsos.
A veces te invoco queriendo que vinieras en mi auxilio.
Y caminas con otros porque así lo dispongo,
Luego en la lejanía te celo y me arrepiento.
¿Cuándo volverás?
¿Cuánto influirá en ti las condiciones y parajes desconocidos
Para resistir el goce de tu nuevo huésped?
Vuelves a mí y te desnudo,
Te hago un inventario como si pudieran arrancarte algo no visible.
Cuanto quisiera abrazarte y decirte lo mucho que te extrañe…
Tú no entenderías.
Cuanto quisiera mencionarte de modo diferente,
Aunque tu nombre es universal.
Eres para mí, la única Bicicleta.
No dijiste nada, como siempre, vas dispuesta a mí, a mi silencio,
Y te ignoro y veo a través de ti todo.
Ya no rio contigo, pero soy feliz y sospecho tu alegría.
Hay días en que te siento cansada,
Por momentos se te escapan pequeños lamentos
Y me preocupan aunque no me lo digas.
Eres indescifrable para otros, y te entiendo.
Te gusta la lluvia, te ves más reluciente y viva.
Siempre vas un paso más adelante
y procuras pisar todas las hojas secas antes que yo.
Hay momentos en los que te olvidas de mí,
No puedo dejar que tomes tantos impulsos.
A veces te invoco queriendo que vinieras en mi auxilio.
Y caminas con otros porque así lo dispongo,
Luego en la lejanía te celo y me arrepiento.
¿Cuándo volverás?
¿Cuánto influirá en ti las condiciones y parajes desconocidos
Para resistir el goce de tu nuevo huésped?
Vuelves a mí y te desnudo,
Te hago un inventario como si pudieran arrancarte algo no visible.
Cuanto quisiera abrazarte y decirte lo mucho que te extrañe…
Tú no entenderías.
Cuanto quisiera mencionarte de modo diferente,
Aunque tu nombre es universal.
Eres para mí, la única Bicicleta.
lunes, 3 de agosto de 2009
Ayer salí por ahí y cate que ahí lo vi, pedaleando en Parque Arví. (Antioquía - Colombia)

El que cuida.
Llegando al Mirador.
Observando el Valle.
Entre senderos y trochas.
El Pollo "Peletas".
Occidente orientando el ocaso.
Don Pacho, Jorge y La Araña.
Desde El Valle de los Hipopotamos hasta La Montañita, estuvimos acompañados por la imagen de una brujita. Eso sí, rodamos por Medellín, Guarne y Envigado, al lomo de nuestro caballo espigado; pues este no era cualquier terreno, o territorio fangoso, era un lugar todo poderoso.
Cruzamos por entre chuscales, patula, roble, buenezas, quebradas y raíces nobles; caminos, trochas, senderos, veredas y corregimientos. Al son del tinto y el buñuelo, la cerveza y la empanada, y unas ricas ciruelas pasas.
El terciopelo estaba frondoso verdeando un dia luminoso, la intensidad pulsaba con el silencio del bosque, y en el rodar de nuestros obalos metalicos, nuestro respirar exhalaba la ruptura de lo cotidiano.
En Agosto con el Sol y La Luna en una gran montaña, estuvieron trochando y descolgando, Don Pacho, Jorge y La Araña.
En BICi se puede.
BICiudadanos en La Ceja (Antioquia-Colombia)
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